viernes, 22 de enero de 2010

viernes, 25 de diciembre de 2009

Merry xmas.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Los colores de una sombra.

Y ya está, ya hay paz...

martes, 1 de diciembre de 2009

"Tiomuerto"

El carrousel se había parado, llevaba mucho tiempo estropeado y el polvo lo cubría casi por completo. Pero hacía poco tiempo alguien había intentado arreglarlo y que volviera a estar "vivo". Éste al final lo había conseguido para así permitirme de nuevo montarme en él. Habían sido muy buenos momentos los que había vivido ahí, montada de nuevo en ese carrousel. Pero de repente, éste se se averió, se paró y todo dejó de funcionar en ese instante. Ni siquiera me había dado tiempo a demostrar lo que quería estar ahí, cuando ni siquiera el carrousel había estado arreglado del todo. Me acababa de dar cuenta de que quizás no había que haber intentado arreglarlo nunca, ya que había conseguido vivir sin él. Y entonces me daba cuenta de que no quería que volviese a funcionar, no para que luego se me arrebatara, no porque no soportaba su pérdida.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Eternidad.

El concepto de eternidad (del latín aeternitas), relacionado con el de inmortalidad, se refiere, unas veces a una duración infinita y sin límites, y otras designa a una existencia sin tiempo o fuera de éste.

Si se relaciona el término de eternidad con el de inmortalidad, hace referencia a la supervivencia de un recuerdo, imagen, experiencia, etc. que nunca muere, que vive en la memoria por mucho tiempo y que pasa de generación en generación. Ejemplos de tales podrían ser los cuentos infantiles que perduran a lo largo de los años gracias al boca-boca, ya sea “El Conejo y la Liebre” o “La Cigarra y la Hormiga”. En ambos casos, tras éstos se esconde una moraleja, es decir, una enseñanza moral a partir del relato. Puede que la eficacia de que se recuerde sea precisamente ésta, que los individuos encuentran en ellos una utilidad moral en sus vidas.

De igual forma existen canciones y cantantes, actores y películas, escritores y libros, que son recordados durante mucho tiempo y son los individuos los que los hacen eternos, es decir, inolvidables. Esto se debe al efecto que ejercen sobre ellos, cómo pueden relacionar una canción o una película a un cierto periodo de vida en el que se pueden sentir identificados; cómo pueden evadirse por medio de la lectura como medio de escape. Si esto se logra es gracias a que eso ha emanado de un individuo tan humano como quien lo está consumiendo. Si se consigue la identificación, es porque se está sintiendo algo igual o parecido a lo que sintió el creador de esa canción, libro o película.

Llegado a este punto, como ejemplo concreto, he de citar a Ian Curtis, voz y compositor del grupo Joy Division. Se sabe de él que era un tipo bastante reflexivo, sensible y particularmente torturado, lo que significa que cuando se produce música puedes crear dos resultados divergentes: tus canciones parecen pesadas y rosas o puedes ser considerado un poeta en alguna de sus formas. En el caso de Ian se le podría admitir en el segundo grupo ya que así quedó demostrado en las letras de las canciones que compuso. Sus asociaciones de ideas y sentimientos pintaron cuadros sombríos rebosantes de una hermosa desolación. Es notable el tono depresivo y seco de las letras, porque como he dicho anteriormente, para Ian Curtis la música que él creaba era una forma de transmitir sus estados emocionales de una forma latente. Y creo que si este mito sigue todavía hoy vivo es gracias a la forma de transmitir en sus canciones.

Ian Curtis, considerado nihilista, es decir, la “actitud” filosófica de negación de todo principio, autoridad, dogma filosófico o religioso. El nihilismo es una posición filosófica que argumenta que el mundo, y en especial la existencia humana, no posee de manera objetiva ningún significado, propósito, verdad comprensible o valor esencial superior, por lo que nos debemos a éstos. A ello hay que sumar a una personalidad inestable e insegura y los efectos de la epilepsia y el conflicto de amar a dos mujeres simultáneamente sin saber descartar a ninguna. Todo esto quedó reflejado en sus canciones, en sus letras, en los sentimientos desgarradores que transmitían. De hecho escuchar durante un largo periodo las canciones de Joy Division puede trastocar tu estado de ánimo y llevarte hacia una reflexión profunda.

Analizando sus canciones llegamos a She's Lost Control, que narra una experiencia que le impresionó mucho. Un día una chica epiléptica fue a pedir trabajo y delante de él sufrió un ataque epiléptico; a los pocos días Ian llamó para preguntar cómo se encontraba y se enteró de que había muerto. Después escribió esta canción, debido a que Ian se veía reflejado en esta chica.

En Disorder (desorden, trastorno) la letra dice “I´ve been waiting for a guide to come and take me by the hand/ Could these sensations make me feel the pleasures of a normal man? / I´ve got the spirit, but lose the feeling” (he estado esperando una guía que venga y me tome de la mano / ¿pueden estas sensaciones hacerme sentir un hombre normal? Tengo el espíritu pero he perdido los sentimientos). En esta canción Ian necesita algo que redirija su vida, ya que siente que sus proyectos iniciales se han escapado de sus manos.

Y, por último, una de las más relevantes y que consta como epitafio en la lápida de Ian “Love will tear us apart again”, que traducido viene a ser algo así como “El amor nos desgarrará otra vez” o “El amor será lo que nos separará”. Creo que con este fragmento se expresa muy bien lo que Ian quería decir. “El amor te vuelve débil, y el más débil de los dos (dentro de una pareja) acaba oprimido, torturado y finalmente muerto a manos del otro, que por su parte oprime, tortura y mata sin intención de hacer daño, sin sentir placer alguno por ello, con una total indiferencia; eso es lo que los hombres, por regla general, llaman amor”, Houellebecq. Además del amor, hay muchos otros motivos por los que acabamos uniéndonos, ya sea por necesidad, rutina, deseo, interés económico... Seguiremos necesitando al otro, y odiándolo, y volviéndolo a necesitar y volviéndolo a odiar, por lo tanto ¿Qué importancia tiene si una de las cosas que nos une y nos separa es el amor?, quedan un montón de posibilidades más para amarnos y odiarnos. Detrás de lo que nos une siempre existe un doble interés. Necesitamos a los demás como medio de satisfacción, por lo que hasta las relaciones personales tendrán un carácter egoísta. Sea el amor lo que nos una o nos separe, qué más da, solo la muerte es capaz de acabar con esa ansia irreprimible del otro, independientemente de que sea para amarle o para odiarle, supongo que el día que esto deje de ocurrir, nos habremos extinguido como especie.

Ian Curtis, considerado como un auténtico poeta en esta canción juega con la contradicción de la propia palabra “amor”, con la esencia trágica del acto de amar. Como si el amor fuera una trampa, un órgano vital que crece en metástasis hacia el dolor final. Un amor que crece y en su propio crecimiento lleva el horror de la separación. En esta canción, creo que Ian se da cuenta de que ese amor que sentía por Deborah se dirige hacia la muerte y es entonces cuando ese amor desgarra y destroza. Cuando de nuevo tuvo que dirigirse a la desilusión, a la culpa, al descreimiento de que el amor, tantas veces buscado, tantas veces intentado, sea posible, para empujarnos de nuevo a una soledad falta de esperanzas.

Por ello cuando escribía sobre la muerte en canciones como “Shadowplay”, “Dead souls” o “New dawn fades” era como si la tuviese tan cercana que él ya podía sentir como era, y estaba presintiendo su propio suicidio como única salida ante ese sentimiento de amor desgarrador.

Él solía fantasear sobre quitarse su propia vida, es decir, siguiendo esa idea romántica de morir joven. Todos los que Ian admiraba eran gente que ya no estaba viva. Y quizás eso era lo que quería: ser como ellos. Hay algo innegable y es que cuando Ian Curtis se colgó en su casa en mayo de 1.980 se aseguró la inmortalidad. La inmortalidad, el no-olvido en la mente de todos los que llegasen a sus canciones, de todos los que se sintiesen identificados en sus canciones, o simplemente pudiesen sentir la música.

Y es en este concepto de eternidad en el que se puede vivir, así como Ian Curtis vive todavía hoy en nuestros días.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Utopía.

Ahogada. Aquí ya no queda nada que me aporte cosas positivas. Y me gustaría que fuese fácil partir de aquí y dirigirme a otro lugar donde consiguiera esas cosas que aquí brillan por su ausencia pero no me matase la sensación de soledad en un futuro. Ayer quería ser Amelie y hoy no me importa nadie. Al fin y al cabo, si se reducen, ambas son egoísmo puro y duro. Una necesita hacer cosas por los demás para sentirse bien consigo misma y la otra solo se siente bien no dando explicaciones a nadie. Sensaciones tan efímeras, que resultan recuerdos casi oníricos. Cuando llegas al punto en el que no te sirve nada de toda esa mierda que se ha estado inventando con el tiempo para disimular la vida tal y como es, lo único que queda y que importa es el momento. Ese en el que haces las cosas, en el que las sientes, y ya. Porque el mañana será diferente. Harás y sentirás las cosas de otra forma totalmente diferente a como lo hiciste ayer.